Marqués de Villar del Águila

 

I Juan Gerónimo de Urrutia e Inoriza, nacido el 31 de diciembre de 1645 en Llanteno, Alava. Marchó a México a los 20 años. Capitán de Caballos Corazas. Alguacil Mayor del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de la Nueva España, con cuyo título pasó a la Historia de México. Caballero de la Orden de Santiago en la que ingresó en 1687. Alcalde provisional Ordinario de la Ciudad de México. 
A partir de su matrimonio fue conocido como Juan Gerónimo López de Peralta y Urrutia por exigirlo una de las cláusulas del mayorazgo de su mujer. Adquiere el marquesado, gestionando después la concesión oficial de dicho título, que firmó Carlos II el 6 de julio de 1689. Fallece, sin descendencia, en México en 1693. A su muerte dejó todos sus bienes y títulos a su madre de 80 años quien le sucede.

II María Pérez de Inoriza y Ochoa de Ureta, nacida el 10 de agosto de.1613 en Llanteno, Heredó de su hijo Juan Gerónimo todos sus vienes y títulos y ella en su testamento añadió a su nombre y apellidos el título de Marquesa del Villar del Aguila, título que llevó hasta su muerte en 1694. En 1695 el marquesado fue declarado vitalicio por Carlos II. Sucede su nieto.

III Juan Antonio de Urrutia y Arana,  nace el  30 de noviembre de 1.1670 en Llanteno, Fue bautizado por el P. D. Luis Antonio de Lasarte en el santuario de Nuestra Señora de la Encina, siendo sus padrinos D. Antonio de Lujatea y Dª. Jacinta de Largacha.
Llegó a México en 1.687. Habiendo ocupado puestos muy importantes, tuvo notable intervención en el tumulto y rebelión de los indígenas en la ciudad de México en 1692 por lo que obtuvo el título de Capitán de Caballos de Corazas. En 1693 recibió el oficio de Alcaide de la Alameda. Regidor perpetuo de 1694 a 1697. En 1696 fue nombrado Obrero Mayor y Diputado de Oropios. Caballero de la Orden de Alcántara en 1698. En 1713 Corregidor o Justicia Mayor de la Ciudad de México. Existe la leyenda de amoríos con una monja sobrina de su mujer. Cuenta la leyenda que el Marqués se enamoró de una monja clarisa, la cual por la lealtad a su vocación no acepto relación alguna con él, pidiéndole solamente que construyera el ahora majestuoso Acueducto para conducir el agua a la ciudad y que hiciera también la casa más hermosa de Querétaro, la cual se ha restaurado cuidadosamente descubriendo las pinturas originales decorativas de sus muros.
La historia que se encuentra detrás de uno de los acueductos más importantes del mundo, tiene solo una razón de ser: El amor entre un hombre y una mujer. Esta es la historia del Marques de la Villa del Villar del Aguila y una de las monjas más hermosas de ese momento llamada Sor Marcela.
Juan Antonio de Urrutia y Arana, Caballero de la Orden de Alcántara. Media cerca de 1,90 metros, era fuerte y con grandes habilidades para la ingeniería hidráulica. Sor Marcela, sobrina de Paula Guerrero Dávila, era una hermosa dama, de una familia acomodada y capaz de inspirar un gran sentimiento de ayuda al prójimo.
El convenio de amor era el siguiente: Construir un acueducto para traer agua a Querétaro a cambio de un amor de entendimiento y lleno de pureza.
Hacia 1720, cuando en Querétaro la gente sufría la contaminación de los ríos y se empezó a enfermar hasta morir, Juan Antonio de Urrutia y Arana, Marqués de la Villa del Villar del Aguila, quién gozaba de gran riqueza debido a su matrimonio con Paula Guerrero Dávila, decide construir un acueducto para traer agua a la ciudad, y de esta manera mitigar las enfermedades intestinales que sufrían en esos momentos.
Dice la historia que este marqués decidió construirlo por la petición de una monja de la que él estaba enamorado. Ella se llamaba Sor Marcela, de la orden de las hermanas Capuchinas, del convento de las Capuchinas de San José de Gracia.
El amor entre Sor Marcela y el marqués debió de ser un amor muy fuerte, un amor de entendimiento, era algo muy agradable para la pareja, como para acordar construir tan majestuosa obra arquitectónica.
En el siglo XVIII se le hizo un monumento en la ciudad de Querétaro, consistente en una estatua de piedra, sobre una columna en cuadro y en dos proporciones, en el centro de una alberca, la misma a la que llegó por primera vez el agua del manantial.
Juan Antonio, a la muerte de la esposa de D. Juan Bautista de Luiando y Bermeo Marqués de Salvatierra, fue tutor de su hija.
El Marqués dejó toda su fortuna para obras de beneficio social a muchas comunidades religiosas y a sus servidores, dejó tres legados de $ 5,000 cada uno para sus tres hijas expósitas, Rita, Micaela y Ana Gertrudis, para el caso que fueron religiosas y tres mil se fueron casadas. Después de una vida verdaderamente ejemplar, murió este notable hombre en la ciudad de México el 29 de agosto de 1743. Se cree que sus cenizas reposan en el Convento de Santo Domingo, aunque también pueden estar en San Diego, según dejó dispuesto en su testamento. Le sucede su sobrino

IV Juan Antonio Fernández de Jáuregui y Urrutia que nació el  8 de enero de 1699 en Menagaray, Alava. Su tío, en el testamento al dejarle heredero decía que debía de ir a vivir a México. Le sucede su hijo.

V Juan Manuel Pascual Fernández de Jáuregui y Aldama Ayala que nació el 15 de abril de 1727, le sucede su hermano.

VI Juan Sebastián Benito Fernández de Jáuregui y Aldama Ayala, nacido el 19 de agosto de 1731 en Menagaray, le sucede su hermano Juan Antonio.

VII Juan Antonio Ángel Fernández de Jáuregui y Aldama Ayala, nació el 27 de febrero de 1740. Sucede su hijo.

VIII Juan María Fernández de Jáuregui y de la Canal

El título fue rehabilitado en 1919 por Juan Manuel de Urquijo y Landecho y actualmente está en posesión del Marqués de Urquijo.

 

 

 

 

Galo Gijón de Amírola

Mi agradecimiento a Javier Sanchiz, por su colaboración en el estudio de éste título.


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